Numismáticamente hablando, al coleccionismo y estudio de los billetes de banco se le denomina Notafilia, al de los bonos Bonística y el resto se engloban en la Escripofilia
Se ha definido escuetamente a la Numismática como la ciencia que estudia las Monedas. Estas a su vez, las podemos dividir en dos grandes grupos: moneda metálica y papel moneda; de éste último existen diversos tipos: billetes de banco, bonos, pagarés, letras de cambio, cheques y cédulas, siendo los primeros los de mayor coleccionismo.
A diferencia de la moneda metálica, que posee un valor intrínseco que reside en el material que la constituye (oro, plata, platino, etc), el papel moneda carece de dicho valor, por lo que también se denomina moneda fiduciaria: su valor se basa en la confianza y garantía que los usuarios depositan en la autoridad emisora; ésta circulación fiduciaria, su no convertibilidad (en metálico) y su curso forzoso (o sea, obligatorio) son sus principales características.
“En Occidente, los primeros en emitir papel moneda fueron los suecos; durante el reinado de Carlos XI el Banco de Estocolmo lanzó en 1661 una serie de billetes de crédito”
El coleccionismo de billetes de banco es una pasión relativamente reciente en comparación con la moneda metálica, pero tiene su misma fascinación con el agregado de vivos colores y una mayor y variada iconografía a la que puede contener el cospel de una moneda. Numismáticamente hablando, al coleccionismo y estudio de los billetes de banco se le denomina Notafilia, al de los bonos Bonística y el resto de los tipos de papel moneda se engloban en la Escripofilia.
El papel moneda nace en Oriente. A finales de la dinastía Han, hacia el año 200 d.C. los chinos inventan el papel y uno de sus primeros usos son recibos bancarios que se emplearon como medios de pago de los tributos a la corte imperial.
En Occidente, los primeros en emitir papel moneda fueron los suecos; durante el reinado de Carlos XI el Banco de Estocolmo lanzó en 1661 una serie de billetes de crédito, ejemplo que al poco tiempo siguieron otros estados europeos.
En Argentina
El primer billete argentino que se puso en circulación fue el 6 de septiembre de 1822, cuando abrió sus puertas el Banco de Buenos Ayres. El diseño estuvo a cargo del artista francés José Rousseau.
Podemos iniciar una colección escogiendo una temática particular como billetes de banco de nuestro país agrupándolos por bancos, por provincias, por series, por año, etc, o formar conjuntos de billetes universales según un tema iconográfico: animales, flores, ciudades, reyes, lugares históricos, barcos, escudos, etc.
El material perecedero del que están hecho los billetes de banco los hace sensibles al deterioro por agentes atmosféricos (agua, luz, humedad y moho), mecánicos (desgarros y cortes) o por accidentes (incendios, lavados, etc), por lo que se recomienda guardarlos por separado evitando la superposición de billetes que puede provocar teñido con los colores; para tal fin existen en el comercio sobres individuales de polietileno o álbumes de hojas intercambiables que permiten mantenerlos extendidos para su transporte, amplia lectura y correcta clasificación.
Muy buena