RECORDATORIO
Emilio Paoletti
El día 3 de julio próximo pasado falleció en Buenos Aires, don Emilio Paoletti, uno de los más prolíficos investigadores y mejor persona que tuvo la Numismática Argentina.
Nacido en Roma en 1931, cursó sus estudios universitarios en Londres, regresando a Italia a trabajar en Techint. Al poco tiempo fue transferido para que se hiciera cargo del departamento comercial de una de las empresas del grupo en Buenos Aires, emigrando en 1958 a la Argentina donde se radicó definitivamente.
Como empresario cosechó éxitos hasta llegar a los cargos más altos. Posteriormente su interés inicial por la arqueología lo llevó a su mayor pasión, allá por los años ’70 en que se inició en el estudio de la Numismática. Logró reunir una impresionante colección de monedas argentinas de todos los períodos –con varias piezas rarísimas–, de países limítrofes e incluso de billetes argentinos, con algunas piezas únicas. Pero sin duda, su mayor especialidad fueron las monedas acuñadas por los reyes de España en América, las monedas virreinales, como gustaba llamarlas, y entre ellas, las piezas de Potosí batidas a martillo, las populares macuquinas, llegando a reunir una de las colecciones más completas de este tipo particular de monedas, estimadas en más de 10.000 piezas, pasando a ser uno de los mayores referentes a nivel mundial.
El estudio de las piezas lo llevó a escribir numerosos artículos y dar conferencias, así como sus obras “Cuartillos Macuquinos de Lima y Potosí” o “Monedas Potosinas Macuquinas de Medio Real 1574-1773” y, por supuesto, su opus máxima “Monedas Macuquinas de 8 reales de Potosí”, considerada tras su tercera edición la obra cumbre en la materia.
Institucionalmente fue reconocido en muchos ámbitos sociales: fundó el Museo de la Ciudad en Coronel Pringles, Provincia de Buenos Aires, socio vitalicio y presidente del Centro Numismático Buenos Aires en el período 1990-92, miembro de la Academia Argentina de Numismática, de la American Numismatic Society y del Instituto Uruguayo de Numismática, y Socio Honorario de Nuestra Institución desde 1998.
Sin duda sus mayores virtudes eran humanas: muy humilde, amigo afectuoso y optimista, evitaba las discusiones y amaba las tertulias, tanto que su mayor placer era invitar colegas a ver sus colecciones y charlar de numismática. Regalaba sus catálogos a un amigo y los autografiaba solo si se lo pedían.
Como despedida, hacemos propias las palabras que le brindó el CNBA: “si nosotros tuviéramos que pensar en algo para tu despedida creemos que lo más adecuado sería una macuquina de “corazón” con siglas de ensayador E. P. (Emilio Paoletti)”.
La Plata, 12 de julio de 2017.-